Lo que debía ser un tranquilo regreso a casa terminó en una odisea en altamar. Jhon Boya, junto a su hermano y su primo, quedó a la deriva luego de que el motor de su lancha se apagara en aguas de Iscuandé, Nariño. Durante seis días enfrentaron hambre, sed y el sol abrasador, hasta que finalmente fueron rescatados.
La supervivencia
Sin alimentos ni agua potable, se ingeniaron para resistir: comían peces y pequeños cangrejos que caían a la lancha y bebían agua de lluvia. “Hablábamos mucho para no entrar en pánico. Siempre teníamos la esperanza de que nos iban a encontrar”, relató Boya.
La búsqueda y el rescate
La Armada Nacional desplegó operativos desde Iscuandé, Tumaco, Buenaventura, Gorgona y el Chocó, pero no lograron ubicarlos, ya que la corriente los arrastró a unas 30 millas de la orilla. Finalmente, un grupo de pescadores los encontró y los condujo hasta el municipio de Bajo Baudó, donde recibieron atención antes de regresar a casa.
Una segunda oportunidad
Aunque sufrieron insolación, dolores y fiebre durante la odisea, hoy Boya y sus familiares se recuperan en buen estado de salud. Para él, lo vivido es una lección:
“Es una nueva vida que Dios nos está dando, una oportunidad para reflexionar antes de cada paso”.