En la oscura noche del sábado 29 de junio, la comunidad de Torobajo fue sacudida por un devastador suceso que arrebató la vida de Johana Andrea Jiménez Lucano, una joven de tan solo 20 años. Amante de la música y participante activa en colectivos coreográficos, su partida deja un vacío irremplazable entre quienes la conocieron.
El choque entre una camioneta blanca de placas USX150 de Medellin y una motocicleta Flex de placas JEH88F, será recordado por siempre por los testigos del fatídico encuentro. Los relatos de los presentes describen una escena desgarradora, agravada por la fuga de los ocupantes del vehículo, presuntamente bajo los efectos del alcohol, dejando a Johana a su suerte.
La tragedia se ve ensombrecida aún más por el hallazgo de pertenencias personales y documentos vinculados al médico cirujano Fernando Ortega en el lugar del accidente. Este nombre, asociado a polémicas por su participación en una clínica clandestina, añade un profundo sentimiento de indignación y frustración en una comunidad ya herida por la pérdida de vidas jóvenes.
Este doloroso episodio subraya una preocupante tendencia: en menos de una semana, dos jóvenes han perdido la vida en accidentes viales. A medida que la comunidad lucha por comprender y sanar, surge un clamor unánime por justicia y un cambio urgente en las políticas de seguridad vial. Es imperativo que las autoridades actúen para prevenir futuras tragedias como la que hoy enluta a Torobajo.