Han pasado 8 años de la avalancha que sepultó a Mocoa, Putumayo, y dejó más de 323 personas muertas y centenares de desparecidos. La noche del 31 de marzo del 2017 se convirtió en un triste recuerdo para familias que lo perdieron todo y que hoy siguen aclamando la ayuda del Gobierno Nacional y el cumplimiento en la entrega de 900 viviendas en el sector de Sauces II.
Esta situación, catalogada por muchos como una nueva tragedia, quizá peor que la sucedida en el 2017, ha dejado a miles de familias sin vivienda y sin un panorama alentador respecto a la reconstrucción de Mocoa. El Gobierno del presidente Juan Manuel Santos entregó 300 viviendas a las familias afectadas; el Gobierno de Iván Duque brilló por su ausencia y el actual Gobierno de Gustavo Petro no ha podido concretar obras reales en la reconstrucción de Mocoa.
La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, UNGRD, implicada en varios escándalos de corrupción, también ha brillado por su ausencia en estas obras que han sufrido varias paras por falta de recursos los cuales, según veedores de estas obras, ya no están en las arcas públicas. Algunos consorcios han abandonado la obra por falta de recursos económicos, dejando así afectadas a miles de familias.
Ahora, con la desilusión de quizá no ver reales la construcción de sus viviendas, muchos damnificados han invadido los terrenos en donde se iban a construir sus casas ante la ausencia de la UNGRD y los lentos avances de estas obras. El proceso no avanza y muchos han catalogado estos incumplimientos como una tragedia peor a la sufrida en el 2017 en donde el presidente Juan Manuel Santos prometió que Mocoa se iba a transformar con la inversión del estado, promesa que nunca se cumplió.